El cine es un arte de fuego, un foco, que no sólo no se apaga con el agua que se le arroja, sino que arde aún más. Se trata del #agua# de los mitos clásicos, lanzada sobre unas películas cuya ambientación no responde a la tradicional del #péplum# o #cine de romanos#. Todo lo contrario. Así, Hable con ella, de Almodóvar, Barrio, de León de Aranoa, o Martín H, de Adolfo Aristaráin, por citar producciones españolas que son objeto de la atención de estas páginas, son leídas en una clave original, no exenta de la profundidad metodológica emanada de los estudios del profesor francés J.-P. Vernant y su escuela. Por los distintos capítulos de Un río de fuego y agua. Lecciones sobre mitología y cine deambulan Orfeo, Edipo, Paris, Ulises, etcétera, pero inmersos en el entorno de Nueva York, de los alrededores de la capital francesa, del Dublín de principios de la pasada centuria o en pleno desembarco norteamericano de Guadalcanal, entre otros lugares. También se van mezclando los géneros de la tragedia, la épica, la comedia o la historia como jalones del tratamiento que se hace de los mitos en las películas. Al cabo, la actualización de los mitos clásicos en el cine se presenta como una necesidad del hombre occidental, con el fin de comprenderse a sí mismo.