Escrito en un tono familiar, Rudolph Giuliani demuestra en Liderazgo cómo las capacidades para el liderazgo que él practica pueden ser empleadas con éxito por cualquier persona dedicada a tareas de dirección. Después de todo, antes de que los atentados del 11 de septiembre lo empujaran a un papel no deseado en la historia, Giuliani estaba a escasos meses de dejar la alcaldía con la reputación de haber sido uno de los alcaldes más eficaces que ha conocido la ciudad de Nueva York. Después de heredar una ciudad asolada por el crimen y paralizada en su capacidad de servir a sus habitantes, Giuliani muestra cómo descubrió que cada uno de los aspectos de su carrera, hasta aquel momento, dieron forma a su concepto de liderazgo y lo prepararon para los desalentadores retos que lo esperaban. Los éxitos de Giuliani, a su vez, reforzaron su convicción sobre cuáles eran las cualidades esenciales necesarias para ser un líder eficaz sin importar la envergadura de la organización, fuera esta una multinacional o un equipo de béisbol. Mientras detalla sus principios de liderazgo, Giuliani narra cautivadoras experiencias, tan personales como perceptivas: cómo en las clases de boxeo de su padre aprendió la importancia de mantener la calma cuando lo atacaban, así como la necesidad de enfrentarse a los matones de turno; cómo su madre le infundió un temprano amor por la lectura, un amor que creció hasta convertirse en la determinación de dominar nuevos temas y no confiar solo en la palabra de los expertos; cómo, durante su reciente lucha contra el cáncer de próstata, tomó decisiones en el momento adecuado y con la información necesaria precisamente porque sabía hacerlo a una escala mayor. El liderazgo de Giuliani es un arma de doble filo. Es un privilegio, pero acarrea responsabilidades: desde imponer una estructura adecuada a los fines de la organización hasta formar un equipo de personas que saquen lo mejor de cada uno o correr riesgos necesarios e inesperados. En su opinión un líder d