Las posibilidades que los materiales cinematográficos ofrecen para el conocimiento del pasado son amplísimas. Y con este libro nos proponemos aplicarlas a la realidad mexicana entre 1971 y 1976, una etapa histórica estimulante y llena de matices. De gran interés si la tomamos de manera aislada, pero también de extraordinaria importancia para el devenir posterior del país, ya que existe un consenso académico amplio aunque no absoluto a la hora de considerar el movimiento estudiantil de 1968 como el inicio de la transición hacia la democracia en México. A lo largo de estos años fueron varios los agentes involucrados en la realización de películas: el Estado, las universidades (especialmente la UNAM), la industria privada y los medios independientes.

Todos ellos contribuyeron en mayor o menor medida a que las diferentes sensibilidades, estados de opinión, creencias..., presentes en la sociedad azteca de la época se plasmaran en el terreno fílmico. Sin embargo, en vez de buscar una mirada general, en esta ocasión hemos optado por examinar un tipo concreto de filmes: el cine histórico de patrocinio estatal. Un corpus muy específico, insuficientemente trabajado, y que resulta clave para entender el México de comienzos y mediados de los setenta.