Este ensayo dilucida el origen del sentimiento que guardaban los revolucionarios contra los científicos, aquella elite tecnócrata de finales del Porfiriato, quizá la más cosmopolita que México haya tenido jamás, y que parecía facilitar la inminente conquista pacífica del país por parte de Estados Unidos. Esta expresión, para Lomnitz habría de convertirse en un discurso semejante al antisemitismo, pero cuya versión mexicana daría pie a un nacionalismo revolucionario dependiente, hipermasculino y autoritario, y que hoy tiene ramificaciones en el autoritarismo machista de la izquierda y la derecha mexicanas.

"Obra extraordinaria por su profundidad y penetración. Es una arqueología apasionante, como quien lee una novela policiaca cuyo culpable ya conoce pero no sabe por qué es culpable. Y de pronto alguien cuenta la historia y todo cobra sentido, y la historia es la que uno conoce, pero absoluta, magistral y arrebatadoramente distinta. Una historia que llega, además, de forma inesperada y reveladora, hasta la puerta misma de la casa donde uno vive: nuestro nacionalismo revolucionario".
Héctor Aguilar Camín