¿Cómo es la televisión pública en América Latina?
¿Quiénes y cómo deberían gestionar las emisoras del Estado?
¿Cómo deberían financiarse?
¿Qué contenidos deberían programar?
¿Cómo deberían relacionarse con los gobiernos, la sociedad civil, el sector privado, los partidos políticos?
¿Cuántos modelos existen, si acaso se puede hablar de ellos?

Estas grandes preguntas enmarcan el animado debate que se está produciendo en los comienzos del siglo XXI en América Latina respecto al espacio y papel que le corresponde a los medios de comunicación de titularidad pública, más vivo ahora que nunca por el avance de las nuevas tecnologías y el proceso en marcha hacia la TDT.

Responderlas no resultaría, en principio y aunque no haya respuestas únicas o cerradas, excesivamente complicado desde un punto de vista teórico.
El verdadero reto es pasar del papel a la realidad. Por eso, esta obra quiere ofrecer ejemplos de buenas prácticas que han tenido éxito en distintos países de América Latina y poner encima de la mesa las diferentes opciones y caminos que existen para llegar a un mismo destino: consolidar unos medios públicos de comunicación -en concreto centrando la atención en la televisión- que sean plurales, autónomos, de calidad, con audiencia y sostenibles económicamente. En definitiva, que estén al servicio de los ciudadanos.