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Una derrota prevista

Una derrota prevista
el espionaje militar republicano en la Guerra Civil española (1936-1939)

  • ISBN: 9788498369281
  • Editorial: Editorial Comares
  • Lugar de la edición: Granada. España
  • Colección: Historia
  • Encuadernación: Rústica
  • Medidas: 24 cm
  • Nº Pág.: 256
  • Idiomas: Español

Papel: Rústica
21,00 €
Sin Stock. Disponible en 7/10 días.

Resumen

Quedaban, quedan, dimensiones poco tratadas. El autor de esta obra tiene el mérito crucial de haber abordado una de ellas. Al hacerlo, no solo la ha aflorado en la literatura. También ha recuperado de las oscuridades del pasado algunas de las figuras que hasta ahora apenas si habían aparecido en la extensa, a decir verdad casi inconmensurable, bibliografía sobre la guerra civil.
La dimensión ha sido la de la actividad del Servicio Militar de Inteligencia republicano. La figura, la de su director, el coronel Manuel Estrada Manchón.
Respecto a la primera cabe decir que, como suele ocurrir en temas relacionados con la guerra civil, la investigación académica hoy no parte de cero. Historias de los espías (civiles, militares, aficionados, organizados) han despertado desde siempre el interés de ciertos autores. Existe una prolija literatura de mayores o menores ambiciones, de calado muy diverso, que ha tratado de iluminar el tema. En general, dejando de lado los temas «duros».
Hernán ha tenido el mérito de abordar uno de esos temas «duros». Se ha servido para ello de las masas documentales que conservó el coronel Estrada y que a finales del siglo pasado fueron repatriadas a España. Que yo sepa, es el primer investigador que las ha explorado sistemáticamente.
Ahora bien, Hernán no ha construido una «historia de espías». Como historiador de raza que es lo que se ha propuesto es atacar el núcleo de toda investigación que se precie relacionada con materias de inteligencia. Esclarecer las relaciones entre la información, más o menos procesada, y las decisiones en los ámbitos táctico y estratégico. Es decir, en iluminar la aportación de los servicios de información, en este caso militares, al proceso decisional en torno al cual la guerra fue conducida desde el punto de vista republicano.
El autor lo ha hecho según las reglas del arte. Ha iluminado en primer lugar la esclerotizada situación de los servicios de inteligencia militar en el período anterior a la guerra civil. Estaban centrados esencialmente en Marruecos y, sobre todo, en el «enemigo interior». Dada esta situación no sorprende que cuando estallaron las hostilidades, la preocupación por obtener información fiable y contrastada sobre las intenciones y movimientos del adversario no figurase en la cúspide de los problemas que trataron, con mayor o peor fortuna, de abordar los militares leales.
Casi desde el primer momento el entonces comandante Estrada se vio confrontado con la necesidad de crear algo similar a un servicio de información. Le costó casi un año. Tuvo que luchar con la rutina, la cortedad de ambición burocrática, la carencia de medios, la pobreza de los apoyos organizativos y políticos y la falta de recursos humanos cualificados, entre muchos otros obstáculos.
En tal carrera los hubo numerosos. Incluso cuando ya había empezado a obtener resultados interesantes. Ni Largo Caballero, ministro de la Guerra, ni Prieto, su sucesor como ministro de Defensa Nacional, le prestaron la suficiente atención. Más sorprendente fue que tampoco lo hiciera Vicente Rojo, antes y después de convertirse en jefe del Estado Mayor Central.
Estrada, socialista de pro, se vio impelido a convertirse en comunista, convencido de que eran los comunistas quienes más se preocupaban por intensificar la disciplina y contribuir de manera decisiva al esfuerzo bélico de la República. Con lo cual probablemente se ganó la inquina de Prieto, en su particular «cruzada» en contra de la influencia comunista en un Ejército que aspiraba a convertir en una máquina «despolitizada».
Lo más interesante del libro que el lector tiene ahora en sus manos es el análisis de los inputs informativos al proceso decisional. Hernán llega a la conclusión que, a partir de la segunda mitad de 1937, no fueron tan malos como suele creerse. Pero que la fase crítica de la explotación táctica y estratégica de los mismos no solo no estuvo exenta de dificultades sino que estas fueron tan dominantes que el Ejército Popular no llegó, por lo general, a incorporarlos debidamente a sus planteamientos operativos.
No falló pues tanto la información como su aprovechamiento. Una constatación que se encuentra en numerosos otros ejemplos, españoles y extranjeros, tanto en historia militar como en historia política o de la política exterior.
Brunete, Belchite, Teruel, Aragón, Extremadura, el Ebro, Cataluña fueron los momentos cruciales en los que la interacción información-decisión se vio en mayor o menor medida entrecortada. La responsabilidad no ha de encontrarse tanto en Estrada y sus servicios cuanto en los «consumidores» de sus «productos».

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