Un barrio cualquiera, un personaje central nonagenario, un periodista que lo admira y un paisaje humano y convencido que vive cada día como si todos estuvieran encapsulados en una bóveda invisible que aísla al barrio y sus gentes de la propia ciudad donde se ubica.
Un hombre de barrio no es una novela al uso, sino una miscelánea vivencial que abarca desde el verano de 2019 hasta el confinamiento debido a la pandemia.
La obra sigue un discurso argumental, a veces subjetivo, que hace que la narración no sea lineal debido a los meandros literarios que utiliza el autor: es el recurso de la metaliteratura.
En Un hombre del barrio se lee tanto la vida del mismo como de sus personajes como un cuento inacabado, una obra de teatro y finalmente un poemario.
Es una apuesta de autor decidido en esta ocasión a unir en uno solo el relato, la creación dramática y la lírica.