Con este libro no hay más pretensión que la de aportar a las personas interesadas aspectos, a veces poco conocidos, de su cultura. Así de su lectura podrá apreciarse cómo una serie de topónimos, también apellidos, considerados por profesionales de la lingüística -aunque no siempre de forma unánime- como de origen prerromano, se extienden por diversas tierras. Tierras políticamente diferenciadas, aunque con rasgos toponímicos comunes. Muestra clara de que las fronteras políticas, muchas veces no coinciden con las culturales o lingüísticas. También está claro para su autor que lo relacionado con la toponimia no siempre puede exponerse como verdad absoluta. Y que toda esta clase de trabajos deben de ser receptivos a las opiones, puntualizaciones, correcciones... de los que más saben. Y en esa receptividad está su autor. Con esta clase de trabajos su autor no pretende dar lecciones, ni menos convencer a nadie de nada.