Desde que la Ilustración y la Revolución Francesa dieron prioridad al culto a la razón como el nuevo Becerro de Oro, e iniciaron la separación de la Iglesia (que había quemado herejes y azuzado las Cruzadas) del Estado, la ciencia y la tecnología han sustituido a los dogmas judeocristianos, y el credo ya no es asistir a actos religiosos en la iglesia, la mezquita o la sinagoga durante el fin de semana, sino comulgar en el centro comercial mediante el acto de la compra de un sin fin de bienes y servicios, cada vez de mayor valor añadido. La propuesta de este libro, será pues, tomando cierta sección de la moderna filosofía occidental, recuperar a través de ésta, aquellas ideas derivadas de una de las muchas interpretaciones de la teología cristiana. La principal, es creer en la existencia de un Ser Supremo a quien rendiremos cuentas, y quién sería la auténtica fuente de la solución a nuestros problemas.

Además, Puesto que la teoría de la evolución de Charles Darwin cuestiona científicamente la existencia de Dios (provocando una eclosión del materialismo), entonces ésta será vista desde la óptica de pensadores como Henri Bergson, o Karl R. Popper, quien la calificó como un "programa metafísico de investigación". También Max Weber expone la influencia de la religión, especialmente la calvinista, en este caso en la economía. Por su parte, Herbert Marcuse a través del freudomarxismo profundiza en la psique del hombre, buscando la causa última del porqué del mal funcionamiento de la moderna civilización, ejemplificada por la más representativa, la norteamericana.