El presente tomo incluye dos novelas muy distintas y ninguna de ellas responde al género, aunque ambos autores se inspiran en modelos de la picaresca: el Guzmán de Alfarache para la de Vicente Espinel y El Buscón y La pícara Justina para el Estebanillo González. La de este último no es una vida fingida como las de sus modelos; más bien rebosa el material histórico indispensable para contar la vida del bufón-narrador como si se tratara de una biografía verdadera documentada por la historia. Toda la crítica coincide en que Las Relaciones de la vida del escudero Marcos de Obregón (1618) es una obra magistralmente escrita, llena de sabias máximas y advertencias morales. En opinión de Espinel, su propósito era “escribir en prosa algo que aprovechase a mi república, deleitando y enseñando”, según consejo de su maestro Horacio. Con la salud castigada por la edad quiso emular al pícaro al mismo tiempo que deseaba contar algo de su vida en la voz de un escudero viejo y pobre como él. En ambas novelas, la frontera entre lo vivido y lo literario resulta borrosa, se mezcla lo leído con lo vivido, lo histórico con lo ficticio, al tiempo que moralizan y divierten.