Esta obra está destinada a ofrecer al intérprete una serie de mecanismos con los que abordar el fenómeno de la motivación al delito y su reverberación en distintas instituciones jurídico-penales (principalmente, del ámbito de la intervención delictiva).

Estas herramientas interpretativas están dirigidas a esclarecer por qué el Derecho penal debe desaprobar el caso en el que un sujeto motiva a otro a cometer un delito y hasta qué límites puede extenderse esta prohibición. A estos efectos, el libro se aparta de la aproximación tradicional a la cuestión, centrada en la necesidad de identificar y cuantificar una presunta peligrosidad psíquica. Por el contrario, aquí se opta por un camino hasta cierto punto novedoso, vinculado con las teorías de la corrupción.

Con base en una reflexión acerca de la legitimidad de castigar el fenómeno referido, se aporta al intérprete una serie de criterios altamente restrictivos que pretenden escapar de la porosidad con la que se limita actualmente la libertad comunicativa. La pretensión es que los distintos operadores jurídicos (abogacía, fiscalía, judicatura) puedan diseccionar el problema motivacional de una forma más segura, incrementando con ello la previsibilidad de las resoluciones.