Las Memorias de Ángel Belza son un testimonio casi oral, escrito sin un ápice de resentimiento, mirando cara a cara a su propio destino, sin concesiones literarias, un relato desnudo, sin florituras: “Fue así, no invento nada”.Las Memorias de Ángel Belza son una autobiografía; pero, en sentido literal,son un documento tan o bjetivo como una cartilla de racionamiento o las cartasescritas por los niños desde Moscú, que nunca llegaron a las familias,secuestradas por el franquismo, y se conservan en el Archivo de Salamanca. Undocumento cuya lectura -y estudio, por ello se publica en la ColecciónInvestigación- nos ayuda a comprender aquel período convulso de la historiaeuropea, entre 1937 y 1957, de cuyas cenizas nace la Europa actual. Como unnuevo Ulises, expatriado de su hogar, Ángel Belza es lanzado a las tinieblasexteriores, a los mares peligrosos, expuesto a las enfermedades, a la penuria, al hambre y al dolor físico y moral, el dolor de la soledad y de la ausencia, del vagabundo sin tierra, expropiado de todo, salvo de sí mismo. Ángel Belza es un superviviente y, a sus 87 años, nos hace un hermoso regalo: nos narra con pulso firme las vidas de Ulises.