"Hacer ciudad con todos y para todos". Tal eslogan se queda a menudo en un deseo vano, pocas veces secundado por estrategias y acciones concretas. Sin embargo, este fue el planteamiento que adoptó el equipo municipal elegido en 2015. La lista electoral surgida del movimiento de los indignados, con el apoyo de la izquierda radical y de los ecologistas, muestra hoy que una política urbana inclusiva no es incompatible con una revitalización de la economía, a pesar de que el futuro metropolitano aún no está claro. Para ello, tres objetivos determinan la política urbana: la solidaridad, la participación y la creatividad.

La solidaridad conduce a un cambio de modelo con el fin de equilibrar el territorio y de restablecer la calidad de vida y las escalas de proximidad en una capital de gran amplitud (600 km2).

La participación experimenta una forma de democracia directa, combinando una plataforma digital y dispositivos físicos. Una multitud de proyectos surgen de los barrios, sobre todo de los periféricos, que adquieren, poco a poco, más competencias y capacidad de acción.

La creatividad es polimórfica: laboratorios ciudadanos espontáneos o apoyados por los poderes públicos; proyectos económicos o de carácter filantrópico; ambiciones internacionales; o iniciativas confeccionadas a la medida de los barrios.

Estructurado alrededor de estos tres objetivos, este libro ofrece una lectura sobre una experiencia metropolitana inédita, que porta consigo la esperanza de hacer una mejor ciudad, con todos y para todos.