Logotipo librería Marcial Pons
Luchar, sobrevivir o disfrutar

Luchar, sobrevivir o disfrutar
los emigrados españoles en Francia (1814-1833) Liberales, realistas y 'agraviados'

Papel: Rústica
60,00 €
Stock en librería. Envío en 24/48 horas

Resumen

Este libro prolonga y completa el que publicó en 2008 el 'Foro para el Estudio de la Historia Militar de España' bajo el título de Yo, para mi desgracia, estaba allí… Era un estudio de los Escritos de los prisioneros españoles deportados y de los emigrados afrancesados en Francia (1808-1820). Este último libro cubre un espacio cronológico más amplio que se extiende hasta la muerte de Fernando VII en 1833 y el advenimiento de un nuevo régimen que anuncia el final de una época de despotismo monárquico y de viles represalias.

La estructura refleja tres secuencias de desigual duración. La primera que empieza en 1814 y concluye en 1820 se caracteriza por la persecución simultánea que se ensaña con los colaboradores de los invasores franceses durante la Guerra de la Independencia y con los patriotas que sostuvieron las reformas elaboradas por las Cortes de Cádiz. La emigración en ese Sexenio concierne, pues, a los 'josefinos' sólo evocados cuando interesa conocer su trayectoria ideológica después del Trienio liberal (1820-1823). Con el advenimiento de ese régimen después de la insurrección victoriosa de Riego en 1820, mientras que los emigrados liberales, no multitudinarios, pueden regresar a su patria, esta vez son los absolutistas, calificados de 'serviles' por los liberales, los que acompañan a los miembros de la Regencia de Urgel cuando sus miembros se refugian al norte de la frontera y van a residir en Toulouse. Allí organizan la lucha armada contra los llamados por ellos 'revolucionarios' que detentan ahora el poder. Cuando esos liberales tienen que abandonarlo en 1823 después de la invasión de los 'Cien Mil Hijos de San Luis', esta vez varios miles de personas tienen que refugiarse en Inglaterra y en Francia Sólo podrán volver a España al final de la 'Ominosa Década' (1823-1833). Al estudio de los absolutistas residentes en el suroeste de Francia durante el Trienio liberal se ha añadido el de los centenares de 'agraviados' que, en 1827, ante el fracaso de su insurrección en Cataluña y la brutalidad de la represión, han tenido que salvar la frontera.

Unos emigrados liberales eran ya prestigiosos o lo serán ulteriormente, otros, de segunda fila, habían sido más o menos dejados de lado por la mayoría de los historiadores. Entre los más eminentes figuran militares (Espoz y Mina, Torrijos, Milans del Bosch, etc.), políticos (el conde de Toreno, Flórez Estrada, Martínez de la Rosa, Mendizábal, etc.) y literatos (el duque de Rivas, Alcalá Galiano, Espronceda, etc.). Pero la aportación más original concierne a políticos menos famosos, tales como, López Pinto, Romero Alpuente y Santiago y Rotalde. Pasa lo mismo con los emigrados que salen del anonimato al publicar escritos de todas clases : novelas, obras de teatro, poesías, traducciones. Ese conjunto se podría titular 'La literatura española en Francia en la época romántica'. La elaboró esencialmente la élite agrupada y residente en París, pero un espacio se ha atribuido a sus compatriotas de origen popular, reunidos en 'depósitos' o desparramados en las provincias donde algunos han encontrado un modesto empleo. Esos textos impresos o manuscritos, cuando son portadores de una significación política, revelan la interpretación corriente, o no, a menudo reductora, de conceptos propios de la doctrina liberal, tales como libertad, derechos, nación, constitución, Cortes…En París, unos emigrados acaudalados se portan como los actuales turistas, aprovechando la riqueza cultural de la capital o relacionándose con franceses ilustres, tales como La Fayette.

El anhelo de los liberales expatriados es contribuir a la derrota del gobierno de Madrid durante el 'Sexenio' (1814-1820) y la 'Ominosa Década' (1823-1833) mediante una intervención armada al sur de la frontera con el apoyo de los oponentes al absolutismo. El éxito se entrevió después del triunfo de la revolución parisina de julio de 1830 que fomentó la esperanza de poder contar con la complicidad del nuevo rey Luis Felipe. De ahí la conocida, pero fallida, 'Expedición de Vera' en el otoño, desgraciadamente afectada por las disensiones entre los seguidores del timorato Espoz y Mina y los partidarios del emprendedor Torrijos.

Estaba menos conocida la práctica del doble juego y del chaqueteo por algunos emigrados que, poniéndose clandestinamente al servicio de las autoridades madrileñas, se abrieron así la posibilidad de volver a su patria antes de la promulgación de unas medidas de amnistía a partir de 1832.

Resumen

Utilizamos cookies propias y de terceros para mejorar nuestros servicios y facilitar la navegación. Si continúa navegando consideramos que acepta su uso.

aceptar más información