Mucho se ha dicho de la labor de renovación que protagonizaron los exiliados españoles en la fundación de la Casa de España, luego Colegio de México, mucho se ha dicho de su tarea en la Facultad de Filosofía y Letras de la Universidad Nacional Autónoma de México, mucho sobre su presencia en la música, la plástica y la ingeniería, sin embargo, en otros campos del conocimiento también trajeron consigo nuevos aires, inéditas formas de ver las instituciones y las tendencias más vanguardistas en Europa. La Facultad de Derecho de la Universidad Autónoma de México, entonces siendo todavía histórica Escuela Nacional de Jurisprudencia, fue la sede de uno de esos encuentros privilegiados. Recibir a un fuerte número de maestros de universidades españolas, abogados practicantes y filósofos del Derecho, significó para nuestra casa una nueva forma de encarar las tradiciones de su identidad; recibidos como hermanos largamente esperados, pudieron reiniciar aquí las actividades y los análisis que la violencia y la intolerancia habían hecho imposibles en su propia tierra; ellos innovaron, replantearon, pero sobre todo, hicieron de esta Facultad su propia casa.