Nuestra investigación pretende clarificar cómo una misión internacional de observación electoral enviada a una zona de conflicto, al realizar su labor de observación neutral de la realidad política, puede contribuir además, de forma indirecta, a la resolución del conflicto; ya sea promoviendo la distensión o, en su caso, la prevención de conflictos futuros entre las partes afectadas. No pretendemos desvirtuar la labor del observador electoral convirtiéndole en un #mediador# o #pacificador# dado que su función prioritaria ha de ceñirse a observar de forma neutral la realidad política e informar de ella a la organización que le envía. Sin embargo, el observador internacional también puede, según se desprende de la práctica, influir de forma notable en los procesos de reconciliación y distensión del conflicto. En suma, nuestra investigación pretende confirmar la tesis propuesta según la cual la presencia del observador opera además como elemento positivo de disuasión disminuyendo el riesgo de reactivación del conflicto. Entendemos en éste sentido que su labor como testigo neutral al proceso es fundamental, ya que contribuye a crear el entorno idóneo para que las partes acepten el proceso electoral como vía pacífica de solución de conflicto. Partiendo de esta tesis, nuestra investigación estudia de forma concreta cuáles son las actividades más importantes del observador cuando está en una zona de conflicto, qué actitudes ha de aportar frente a situaciones de tensión y de qué forma se debe comportar para que su presencia produzca el mayor impacto posible entre las partes. Para lograr este objetivo, nuestra investigación ha optado por seguir un método deductivo, partiendo de la concepción general de las actividades de asistencia de las organizaciones internacionales para llevar a cabo un análisis minucioso de las actividades concretas de los observadores. La segunda parte de este documento ofrece como resultado del estudio una serie de recomendaciones específicas para que