La revolución del desarrollo obliga a profundas innovaciones en la gestión pública, donde los riesgos se prevengan, las demandas sociales se anticipen, las urgencias se prioricen, las necesidades se satisfagan, las oportunidades se aprovechen, las obras se concluyan, los presupuestos se inviertan, los procedimientos se cumplan, las cuentas se rindan y las instituciones se respeten. La agenda pública del presente, demandada por la soberanía popular, exige garantía en seguridad, comunicación en educación, sustentabilidad en ambiente, certeza en economía, competitividad en infraestructura, suficiencia en energía, acceso en vivienda, eficiencia en salud, gerenciamiento en lo local, equilibrio en lo regional, integración en lo internacional y calidad en lo institucional. El desarrollo en Argentina sólo se alcanzará con un programa consensuado a través de un nuevo contrato social. Contrato social que reúna el compromiso irrenunciable de todos los actores en la construcción de la convivencia para vivir con desarrollo sostenido y equilibrado. La eficacia en la gestión pública, como vértebra de la República, se apoya en el sabio manejo de la oportunidad política y en la conducta pública veritativa, con comunicación y transmisión cierta de las acciones de gobierno. Las decisiones políticas deben dar en el blanco, no dejar pasar las oportunidades ni falsear las realidades. Argentina hoy tiene la oportunidad de ejecutar un programa inclusivo y equitativo, de solidaridad económica y social para alcanzar el camino del desarrollo.