La Piedad de la Casa de Austria
arte, dinastía y devoción
- ISBN: 9788417140663
- Editorial: Ediciones Trea
- Fecha de la edición: 2018
- Lugar de la edición: Gijón. España
- Colección: Piedras Angulares
- Encuadernación: Rústica
- Medidas: 24 cm
- Nº Pág.: 317
- Idiomas: Español
El imperio de los Habsburgo, asentado en el siglo xvi sobre el Sacro Imperio y la Monarquía Hispánica y de vocación hegemónica y universal, hizo de la militancia católica su principal signo de identidad. Una leyenda atribuida en el siglo xiv al conde Rodolfo I de Habsburgo, coronado Rey de Romanos en 1273, narraba un episodio profético que marcaría el devenir de su linaje. La Pietas Austriaca fue como se llamó desde la Edad Media a la devoción cristiana de la Casa de Austria y se apoyaba fundamentalmente en la defensa incuestionable de los misterios católicos. A partir de Maximiliano I y a lo largo de los reinados de sus sucesores, una serie de apariciones milagrosas y portentos se sucederían en Europa y América contra herejes, infieles y paganos. La relevancia de la Virgen de la Victoria en la guerra de Granada, del apóstol Santiago en las campañas africanas, de la Virgen de Guadalupe en la evangelización de México, de la Virgen del Rosario en la batalla de Lepanto, de la Virgen Inmaculada en el conflicto de Flandes, o la llegada al Escorial de la Hostia profanada en Gorkum, son buenos ejemplos de la sacralización de la política llevada a cabo por Carlos V y Felipe II. Durante el siglo xvii procesos como las juras inmaculistas, la canonización de determinados santos de la Contrarreforma o la santificación de Fernando III de Castilla son asimismo testimonios de cultos convertidos por los Austrias hispanos en cuestión de Estado. Todos estos episodios ponen en evidencia la construcción de un imperio bajo el signo de la Fe. Y el pulso formidable mantenido por los Habsburgo, desde las cortes de Madrid y Viena, para hacer posible el sueño de un Planeta Católico gobernado por una sola familia. Para llevar a cabo este objetivo su política providencialista se apoyó en un espectacular aparato artístico en el que el uso de la imagen sacra y determinados rituales dinásticos resultaron decisivos como podemos ver en este libro.