La Orden de Toledo fue, sobre todo, una fantasía vanguardista del genial director de cine Luis Buñuel, que supo contagiar a sus amigos de la generación del 27 y a la intelectualidad española del primer tercio del siglo XX. Juntos, unos y otros, se dedicaron a vivir Toledo como si fuera el gran escenario de un montaje surrealista, en un contraste artístico (o antiartístico e irracional) con la monumentalidad y el pasado histórico de la vieja ciudad muerta.

Nuestra propuesta es una invitación a recorrer los caminos de la ensoñación que medio trazaron los miembros de tan ilustre (e irreverente) orden, allá por los años veinte y treinta del pasado siglo. La imaginación, la improvisación y el delirio vanguardista (además de las palabras de quienes protagonizaron aquellos tiempos sublimes) serán nuestros guías en estos paseos por la ciudad milenaria, “santa”, según la definición de Buñuel, que hizo posible la fantasía, el enigma y el quiebro inquietante, en colaboración estrecha con el alcohol y la creatividad sin límites de aquellos jóvenes que tanto amaron Toledo. Perdámonos en sus misterios y, en un éxtasis dadaísta, besemos el suelo que pisamos, como ya lo hicieron ellos.