A causa del estallido de la Guerra Civil, y como consecuencia de la partida de su padre al frente, Francisco Marcos Hernández tuvo que abandonar bruscamente su niñez y se vio obligado a asumir con 11 años el papel de cabeza de familia para ayudar a su madre y a sus hermanos a sobrevivir en aquella época dramática de nuestra historia reciente. Pero, a pesar de los años transcurridos, la mirada de Francisco Marcos Hernández sobre su pasado conserva aún la gracia y la frescura del niño al que se vio forzado a dejar atrás. Su relato retrospectivo, centrado en el periodo de 1926 a 1950, combina con una habilidad narrativa extraordinaria una cautivadora descripción de su infancia en Murcia, Valencia y Xàtiva, con apuntes sobre la larga y dura posguerra en Barcelona hasta los años cincuenta. El autor, además, ilumina su explicación con dibujos obra de su propia mano, que nos hablan de la delicadeza y la sensibilidad con las que trata sus recuerdos. Nos hallamos pues, en palabras de Antonio Castillo, miembro del Jurado Estatal del Premio Romà Planas i Miró y autor del prólogo, ante una obra notable por «el calado humano de sus remembranzas y la profunda inmersión en la memoria que se atisba en cada una de las escenas y situaciones evocadas en sus páginas».