Son muchas las sentencias del Tribunal Supremo que resuelven casos sobre nulidad del testamento por falta de capacidad del testador. Y probablemente no va a decrecer el número de demandas debido, por un parte, al aumento de enfermedades mentales (como la depresión) y, por otra parte, a que la población anciana es cada vez más numerosa (con ello el problema de la demencia senil aparece en un primer plano). Este trabajo estudia, en primer lugar, la capacidad de testar de los ancianos, en cuanto protagonistas de la mayoría de los pronunciamientos judiciales y en cuanto la ancianidad constituye una situación limítrofe entre la plenitud de facultades mentales y la ausencia de cabal juicio. Pero l aresolución de las cuestiones relativas a la capacidad de testar de las personas mayores implica adentrarse, de modo inevitable, en los problemas que en general plantea la capacidad para testar. La segunda parte del libro ahonda en las razones del elevado número de litigios existentes sobre la materia. El análisis de la normativa del Código Civil reguladora de la capacidad de testar y de la jurisprudencia permite extraer a la autora la conclusión de que , hoy por hoy, el juicio que emite el notario sobre la capacidad del testador no constituye una garantía adecuada frente a terceros de que el testador se halla en plenitud de facultades mentales. Este trabajo propone la adopción obligatoria por el notario de ciertas medidas de cautela en determinadas hipótesis en que dude de la integridad mental del testador, y tal propuesta puede fundamentarse en la actual normativa del Código Civil, sin necesidad de una reforma legal.