El presente libro tiene como intención dar a conocer, lo que fue la vida de fray Juan Ramírez de Arellano, destacado teólogo dominico, defensor de los nativos americanos y que llegó a ser obispo de Guatemala. Nacido en Murillo de río Leza, en 1529, criado en un ambiente humilde de labradores, destacó pronto por su fe religiosa y sus aptitudes intelectuales. Formado inicialmente en el Monasterio de Valbuena de Logroño, dada sus excepcionales capacidades fue enviado a Salamanca a estudiar en los dos de los focos de saber más importantes de Europa: el Convento de San Esteban y la Universidad. De allí partió a México, donde fue formador de dominicos y profesor de la Universidad, y donde además tomo conciencia de las duras condiciones de de trabajo en la que estaban muchos pueblos indígenas, contra lo que se rebeló y criticó siempre que tuvo ocasión. Regresó a España para denunciar el sufrimiento de los indígenas y a pelear ante el Consejo de Indias y ante el rey la mejora de sus condiciones de vida y de trabajo. Nombrado obispo de Guatemala, ni el báculo ni la mitra le hicieron apartarse un mínimo de sus planteamientos, y se enfrentó contra todos aquellos que sacaban beneficio espurio o maltrataban a los indios y negros. Denunció abusos y propuso reformas, con poco éxito. Murió en 1609, cansado, derrotado, pero erguido, en visita pastoral y entre sus queridos indios.
Si su vida pudiera resumirse en una frase esa sería “Melius est, obedire Deo quan hominibus”, tomada de los Hechos de los Apóstoles (5,29), y que fue con la que contestó cuando sus superiores eclesiásticos le sugirieron que dejase de predicar contra los encomenderos y colonos españoles de México.
Sirvan estas páginas para conocer a un hombre cuya vida estuvo marcada por una profunda fe y una coherencia entre su pensamiento y su obra, que le llevó a ponerse siempre al lado de los más débiles. Su biografía encierra muchas enseñanzas y lo hace necesario y muy actual.