La Alhambra se asienta sobre las estribaciones de Sierra Nevada en el extremo occidental del conocido como Cerro del Sol, promontorio que presenta espectaculares marcas de explotaciones auríferas a gran escala y que formó parte a partir del siglo XIII del territorio de la ciudadela nazarí. A través de sus colinas se construyeron canales donde transcurre el agua, que permitió su establecimiento y desarrollo y hacia él tuvo vocación de expandirse, aún cuando su influencia trascendió sus límites orográficos.

El territorio que ha venido estando vinculado a la Alhambra, bien por proximidad topográfica o por haber estado relacionado directamente con las actividades realizadas en la ciudad palatina nazarí, constituye un remarcable Paisaje Cultural de valor excepcional. En él se integran unidades ambientales y geomorfológicas tan significativas como el Parque Periurbano de la Dehesa del Generalife, que comporta buena parte del Cerro del Sol, o los valles de los ríos Genil y Darro. El Patronato de la Alhambra y Generalife, siempre ha mostrado un gran interés por la protección de estos entornos, especialmente cuando sobre ellos ha gravitado una amenaza que pusiera en peligro sus valores patrimoniales. Sin duda el trabajo de investigación que ahora se presenta contribuirá al mejor conocimiento de los mismos y a su necesidad de conservación.