La argumentación es dar dirección al pensamiento manifiesto en el lenguaje, sin él, no habría otra cosa que signos, marcas sobre el agua carentes de sentido. Cioran señala: “Una palabra disecada ya no significa nada. Como un cuerpo, que tras la autopsia es menos que un cadáver”. Argumentar es agrupar en el orden del lenguaje al pensamiento para dotar de significado a los símbolos que lo constituyen. Fuera del lenguaje es imposible el pensamiento, ¿cómo expresar una idea sino a través del lenguaje?, ¿cómo entender un caso sino dentro de sus límites?, ¿cómo explicar un problema y resolver sus extremos? El lenguaje posibilita el pensamiento pero, sin orden, se reduce al sinsentido, al conjunto de marcas que, como un cadáver, han perdido toda significación humana. Las reformas al orden penal mexicano apuntan a la oralidad de un sistema acusatorio que aspira ser más rápido y menos arbitrario, para lograrlo, será necesario pulir la herramienta fundamental del derecho: el lenguaje, porque en su uso preciso y cierto, el pensamiento que sostiene sus razones será más sólido.