Santo Tomás de Villanueva (1486-1555) vivió en la época en que se iniciaron las grandes revoluciones cosmológicas y se abrió paso la ciencia como método. En 1543 apareció la obra copernicana, y a pesar de convivir 15 años con la revolución heliocéntrica, él se mueve en el tradicional geocentrismo. No faltan, sin embargo, algunos rasgos que parecen apuntar hacia la modernidad. Desde luego, su talante nunca se opondría a los avances de la ciencia, pues confiesa sentirse cómodo y feliz cuando ciencia y fe se encuentran. Es destacable el enorme papel que juega la naturaleza como vehículo de sus pensamientos morales. Todos los elementos naturales, desde los más sobresalientes, como el sol, las estrellas hasta el más insignificante, como un mosquito, son el máximo auxiliar de su oratoria. El punto de partida de sus reflexiones es Dios Creador, personal y libre, que crea a conciencia . A su voz cobra existencia todo ex nihilo. Forma al hombre a su propia imagen y semejanza, al que hace capaz de Él, libre, racional, con destino eterno. Junto a él y a su servicio (el hombre es el finis omnium) los seres creados cobran también sensibilidad y reflejan, fielmente, la bondad y la belleza de su Creador. Sus descripciones se acercan a la poesía mística muy en la línea de su padre San Agustín, la ternura de San Francisco y San Buenaventura. La Creación culmina con la recreación (encarnación). La figura de la mujer es fiel reflejo de su tiempo: sexo frágil, y subordinación como eco de Eva. Analiza sutilmente las formas que le caracterizan y encuentra su dignificación en la maternidad y en María, y otras realmente varonas como María Magdalena, las mártires. El papel del hombre es colaborar con la creación. Aquí se explaya Santo Tomás de Villanueva buscando soluciones para una sociedad decadente, donde la opulencia de unos contrasta con la pobreza de otros. Su pensamiento social es firme y claro delimitando adecuadamente el concepto y aplicación del derecho a la propiedad privada. Hace examen del trabajo, su dignidad, remuneración, los distintos oficios, tanto eclesiásticos como civiles En conjunto, Santo Tomás de Villanueva ensambla una teología de la Creación, que además de razonada, bien expuesta y completa, salvando las inconveniencias del tiempo, resulta de gran interés y notable actualidad.