Arnhem: un puente lejano
(Revista Desperta Ferro. Contemporánea, Nº 69, año 2025)
- ISBN: 101125740
- Editorial: Desperta Ferro Ediciones
- Fecha de la edición: 2025
- Lugar de la edición: Madrid. España
- Encuadernación: Rústica
- Medidas: 28 cm
- Nº Pág.: 65
- Idiomas: Español
El 17 de septiembre de 1944, un denso zumbido alertó a los sorprendidos habitantes de Arnhem y otros pueblos que se extendían al norte del Rin, y poco después el cielo al oeste de la localidad holandesa se llenó de paracaídas, mientras en los prados tomaban tierra, tan ordenadamente como era posible, los planeadores que traían a las tropas aerotransportadas de la 1.ª División Aerotransportada británica. Para los holandeses había llegado la liberación, y lo hacía de la forma más espectacular posible, desde el aire. Para los soldados alemanes desplegados en la región, algunos de ellos en pleno proceso de recuperación, reequipamiento y descanso tras una apresurada retirada a lo ancho de Francia, había llegado el enemigo. En aquel momento crucial un oscuro oficial, el SS-Sturmbanführer Josef Krafft, actuó con decisión al desplegar a sus tropas sobre dos de las carreteras que llevaban al puente de Arnhem. A pesar de la presencia de Panzer en la región, su unidad iba a ser la piedra en el engranaje que acabó con el plan de Montgomery. Mientras, para los británicos aquel iba a ser el salto crucial. Estaba en juego el destino del Primer Ejército Aerotransportado, cuyos planes de ataque se habían cancelado una y otra vez en las últimas semanas; y estaba sobre la mesa la posibilidad “acabar la guerra antes de Navidad”. Para ello solo tenían que tomar un puente sobre el Rin, uno demasiado lejano.
Hacia el “puente lejano”. La gran ofensiva aliada por Martijn Lak
Cuando los aliados occidentales desembarcaron en Normandía el 6 de junio de 1944, esperaban romper rápidamente el frente en las playas y penetrar en las llanuras abiertas del norte de Francia. París debía ser liberada en el día D+90. A mediados de julio el frente normando estaba en una especie de bloqueo. Los aliados solo eran capaces de avanzar con lentitud, muy en especial los británicos, que se estaban enfrentando a una enconada resistencia de las unidades Panzer. Al final, mediante la Operación Cobra salieron por fin de su cabeza de playa y empezaron a expulsar al Ejército alemán del norte de Francia y de Bélgica. ¿Sería posible ganar la guerra para la Navidad de 1944? No iba a ser así. El frente alemán iba a estabilizarse en los Países Bajos y la Operación Market Garden se convertiría en un fracaso descomunal. La guerra en Europa occidental aún iba a durar meses.
El ejército aerotransportado. Un pulso en el mando aliado por Sebastian Ritchie (Royal Air Force Museum).
Entre el desembarco de Normandía, el 6 de junio de 1944, y el inicio de la Operación Market Garden, el 17 de septiembre, las fuerzas aerotransportadas angloestadounidenses fueron objeto de un profundo cambio organizativo. Para la primera de estas acciones, sus unidades se habían visto subordinadas a mandos y controles diferentes, sin embargo, en agosto de 1944 los aliados combinaron las tropas y el transporte aéreo en una única fuerza, que sería conocida como el Primer Ejército Aerotransportado aliado. La cuestión de combinar unidades aerotransportadas británicas y estadounidenses surgió en los primeros meses de 1944, cuando el Cuartel General Supremo de la Fuerza Expedicionaria Aliada emitió un Procedimiento Operativo Estándar para Unidades Aerotransportadas y de Transporte de Tropas. Esta formación resultó controvertida desde el principio, ya que estaba en discusión la necesidad misma de su existencia, y también se produjeron desavenencias en torno al mando y control, la absorción de recursos y la planificación operacional. Todas estas complejas discrepancias seguían sin estar del todo resueltas cuando la fuerza fue asignada a la Operación Market Garden.
El aterrizaje de las tropas y los combates al norte de la vía férrea por Mark Hickman
Market Garden sigue siendo la operación aerotransportada más grande de la historia, y su primera oleada ocupa el segundo lugar en cantidad de efectivos, solo superada por la Operación Varsity, el cruce del Rin en marzo de 1945. A las 9.45 horas del domingo 17 de septiembre de 1944 empezaron a despegar los primeros de los 3500 bombarderos, cazas y transportes implicados y, mientras esta colosal formación se abría paso a través de Inglaterra, Bélgica y Holanda, tanto civiles como militares se detenían a contemplar maravillados este espectáculo aéreo ensordecedor y aparentemente interminable, a tan solo 500 m sobre sus cabezas. A la división se le había asignado una zona de salto y dos de aterrizaje, cada una de las cuales era una amplia extensión de tierras de cultivo bordeadas por bosques y concentradas en torno al pueblecito de Wolfheze, a 12 km al oeste de Arnhem. A las 12.40 llegaron los primeros combatientes, 180 pathfinders (exploradores) de la 21.ª Compañía Paracaidista Independiente, cuya misión era superar la resistencia inicial, breve y escasa, y colocar las balizas Eureka en cada una de las zonas para guiar con precisión a la fuerza principal.
Un puente demasiado lejano. La última resistencia de los hombres de Frost por Russell Hart (Hawai’i Pacific University).
Al final de la mañana del 17 de septiembre de 1944, la 1.ª Brigada Paracaidista del general de brigada Phillip “Pip” Hicks saltó sobre la llanura de Ginkel Heath, entre Wolfheze y Helsum, unos 10 km al oeste de Arnhem, mientras tomaban tierra los planeadores de la 1.ª Brigada Aerotransportada. La misión de estos ocho mil combatientes de la 1.ª División Aerotransportada británica era capturar los estratégicos puentes sobre el bajo Rin que se hallaban en esta localidad, para permitir que el XXX Cuerpo de Ejército, que venía desde el sur, asegurara una cabeza de puente en la orilla norte desde la que explotar la penetración hacia el interior del Reich alemán. Mientras las tropas aerotransportadas aseguraban las zonas de llegada para sucesivas oleadas, el 1.er, 3.er y 2.º batallones paracaidistas formaron otras tantas columnas que avanzaron hacia el objetivo desde el noroeste, el oeste y el sudoeste, respectivamente. Todo el plan dependía de una captura audaz y trepidante de los tres puentes, acompañada por un avance igualmente rápido del XXX Cuerpo.
TRÍPTICO: La carrera hacia el puente de Arnhem. 17-18 de septiembre de 1944.
Para la base de los mapas tácticos del presente número se han utilizado los mapas 388 Ginkel, 6 NW Arnhem y 6 SW Nijmegen de la serie M831 del Servicio Cartográfico del Ejército Estadounidense. Elaborados en 1943-1944 (el puente no consta en los originales porque había sido destruido), son los mismos mapas que llevaron muchos de los mandos que combatieron en esta operación, y las coordenadas que se indican en los documentos oficiales británicos corresponden a las de estas hojas.
La batalla de la Utrechseweg por Niall Cherry
Como sabemos, el plan para la captura del puente de ferrocarril, el de pontones y el de carretera situados en Arnhem empezó a deshacerse desde la primera tarde, cuando solo algunos elementos del 2.º Batallón llegaron a este último para ser alcanzados más tarde por otras unidades; entre ellas, la Compañía C del 3.er Batallón y el Estado Mayor de la 1.ª Brigada Paracaidista. El resto del 3.er Batallón había sido obstaculizado en la ruta Tiger y se detuvo a pasar la noche del 17 en el oeste de Oosterbeek para seguir avanzando hacia su objetivo en D+1, pero el camino previsto seguía bloqueado, así que se dirigió a otro más meridional. En cuanto al 1.er Batallón, a última hora del día 17, su jefe, el teniente coronel David Dobie, recibió uno de los mensajes de radio enviados por Frost solicitando refuerzos y decidió ignorar sus órdenes originales y dirigirse él también hacia el puente de Arnhem. La primera unidad que alcanzó la zona al oeste de Arnhem fue el 3.er Batallón Paracaidista, seguido por el 1.º, y sorprendentemente, al parecer ambas unidades desconocían la presencia de la otra.
Última defensa en Oosterbeek. El “caldero de las brujas” por Mark Hickman
El miércoles 20 de septiembre de 1944, el mayor general Urquhart llegó a la conclusión de que la 1.ª División Aerotransportada británica carecía ya de la fuerza suficiente para abrir brecha hasta el puente de Arnhem, por lo que ordenó a los restos de la misma que se concentraran en torno a su cuartel general en el Hotel Hartenstein, en los arrabales al oeste de Oosterbeek. Varias unidades estaban ya en sus posiciones: el 1.er Batallón The Border Regiment, controlaba la mayor parte del flanco oeste, con las escasas brechas de su frente en proceso de ser taponadas por los Ingenieros Reales, el Regimiento de Pilotos de Planeadores y los pathfinders de la 21.ª Compañía Paracaidista Independiente. El mermado 7.º Batallón KOSB se estableció en el flanco norte, en torno al Hotel Dreyeroord, más famoso con el nombre de la “Casa Blanca”. Más al sur, en la parte más septentrional del flanco este, se encontraban el 1.er Escuadrón de Reconocimiento Aerotransportado y más destacamentos de pilotos aunque en ese momento la mayor parte de dicho lateral estaba sin cubrir hasta la iglesia de Oosterbeek.
El fracaso de Market Garden por Javier Veramendi B
Al atardecer del 20 de septiembre de 1944, todo el plan de Market Garden estaba en vilo. Cumplidos los cuatro días establecidos como máximo para que las fuerzas mecanizadas del XXX Cuerpo de Ejército llegaran hasta los paracaidistas británicos, la situación era la que sigue: los aliados acababan de tomar, milagrosamente intacto, el puente de Nimega ; los hombres del teniente coronel John Frost, aunque al borde del derrumbe, aguantaban todavía en el extremo norte del puente de Arnhem, y los alemanes habían sido incapaces de establecer una presencia militar importante sobre la carretera que separaba el río Waal del bajo Rin. Sobre el mapa, la distancia que quedaba para que las fuerzas de “Garden”, el componente terrestre, llegaran a enlazar con los últimos paracaidistas de “Market” en el “puente lejano”, parecía escasa –tan solo 25 km–, pero la cosa no era tan sencilla pues se trataba de una franja de terreno prácticamente inundada y surcada por carreteras sobre terraplenes donde cualquier vehículo destacaba, y podía ser destruido desde kilómetros de distancia.
Entre dos fuegos. La población civil en la batalla de Arnhem por Ben Schoenmaker (Nederlands Instituut voor Militaire Historie)
La batalla de Arnhem se libró en una región densamente poblada de los Países Bajos, compuesta sobre todo por zonas urbanas, además de bosques, parcelas y llanuras aluviales. Este artículo analiza la participación de la población no combatiente en la corta e intensa lucha sostenida por la 1.ª División Aerotransportada, que trajo como consecuencia la muerte de, aproximadamente, novecientos civiles y numerosos heridos, además de que muchos habitantes de la región, la mayoría residentes de Arnhem y Oosterbeek, fueron testigos de cómo sus viviendas y otras propiedades quedaron destruidos. A la postre, después de que los británicos suspendieran el combate y rindieran su perímetro de defensa de Oosterbeek, a estos ciudadanos les esperaba un duro destino, pues las autoridades militares alemanas ordenaron la evacuación de Arnhem y sus alrededores. Cerca de ciento cincuenta mil personas tuvieron que abandonar sus hogares inmediatamente para buscar refugio en otra zona.
Directores Alberto Pérez Rubio, Carlos de la Rocha, Javier Gómez Valero.