Roque se sentó en una de las zarpas de Rigo y balanceó las piernas. — Rigo, ¡imagínate que existiera un libro sobre nosotros! Rigo sonrió. — Querido Roque, un leopardo y un ratón... ¿Quién iba a creernos? Además, nuestra amistad es tan diferente, tan cálida, tan grande ...