Hace falta no sólo sabiduría y buen hacer sino también unas pequeñas dosis de valor para enfrentarse a una etapa tan desconocida de la Historia de Canarias como el primer cuarto del siglo XV. La carencia de fuentes disponibles es palpable, la falta de libros es real e incluso el corto número de artículos sobre estas décadas es un hecho. La consecuencia es que poco sabemos de estos momentos e incluso una parte de lo publicado se basa en suposiciones e hipótesis sin demostración documental o arqueológica. Es por esta razón por la que estos años a veces son arrastrados por la pasión irracional historiográfica, que a veces entran más en el campo de la leyenda que en el de la historia. Los autores no tienen reparos en coger el toro por los cuernos y mostrarnos una realidad basada en hechos documentales, trabajando desde un punto de vista científico, a la vieja usanza, con una fuerte y determinante apoyatura documental a la hora de demostrar sus tesis. Trabajan fundamentalmente el estudio y transcripción paleográfica relacionada con el traspaso de las Islas Canarias al Conde Niebla en 1418, pero a lo largo de las páginas de este libro vemos como la temática asociada es más variada que el teme central.