El libro nos presenta a un hombre, un médico y un poeta, queriendo, juntos, darle un nuevo sentido a la vida. Mientras el hombre nos habla con lucidez de sus experiencias y el médico se involucra en el porqué de su vocación, el poeta tratará siempre de alcanzar la mejor de las recompensas puliendo los versos que brotan de su interior. Tal vez el atributo principal de Tomás Morales fuera, precisamente, dedicarse a los amigos, a su profesión y vocación literaria en los años de un cambio de siglo donde se premiaba la reflexión, la acción y el calor humano. El desempeño de la medicina y el recitar de algunos versos a los enfermos y contertulios de Las Palmas de Gran Canaria, Cádiz y Madrid, le hizo un artesano de la poesía: un todo armónico y consecuente que, dejándose llevar por el modernismo literario del momento, llegó a curar y alimentar el espíritu mucho más, incluso, que la buena despensa, las dietas y las recetas médicas de principios del novecientos. En esta obra el lector se encontrará con los momentos, difíciles y apasionantes, que trasladaron a nuestro poeta a la corte madrileña del Pernod Paris, Galdós y Rubén Darío. Morales tenía propensión a sujetarse a la vida real, organizar su historia sin elucubraciones y convencimientos imaginarios. Eligiendo ser un científico totalmente vinculado a la medicina, llegóa a ser uno de los mejores y más grandes "viajeros en sueños" de Canarias. En un momento dado, sube al vapor. Convencido de que quien abandona la isla es, todavía, un joven Morales, más tarde volverá para contarnos lo que vivió, revelarnos cómo era el mar y atajar, así, el total de sus ambiciones.