El período que transcurre entre la Guerra Franco-Prusiana y la Primera Guerra Mundial y que abarca, por tanto, las últimas décadas del siglo XIX y las primeras del XX, se caracteriza por una intensa expansión demográfica, un crecimiento económico sostenido y una agitación social que condujeron a grandes cambios y a un desarrollo generalizado de la ciencia, la técnica y el pensamiento, todo lo cual llevó a que ese periodo fuera conocido como “la Belle Époque”.
La producción cultural europea fue intensa y supuso transformaciones radicales en el mundo del arte que, en el campo pictórico, pasó del impresionismo a las primeras vanguardias. El retrato, con una notable demanda comercial, fue uno de los géneros más representativos de la época, como perfecta representación de la personalidad individual del hombre moderno dentro del orden social.
La exposición “Retratos de la Belle Époque” propone un recorrido por la edad de oro del retrato europeo, y permite explicar los cambios que se producen tanto en las convenciones estilísticas como en las relaciones entre el artista y su público. La muestra comienza con los autorretratos de los artistas más representativos del momento, y nos muestra el esplendor de la vida europea a través del retrato de sociedad, las imágenes de hombres y mujeres en las que quedan plasmados los aspectos de su carácter, los retratos familiares y de grupo, y las escenas al aire libre, para llegar a la obra de Henri de Toulouse-Lautrec, que centró su interés en captar los gestos y expresiones de los personajes. La exposición finaliza con las obras realizadas en los años previos a la guerra, en las que queda patente el desencanto y la angustia y en las que prima la libertad subjetiva del artista.
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