Este nuevo monográfico de la revista Economistas se presenta con la idea de poder contribuir a la
necesaria reflexión que debe realizar la sociedad española sobre las posibilidades y focos de atención
para poder salir de la crisis actual, con fortaleza y con el punto de mira en un crecimiento sostenido.
Tiene también la pretensión de reafirmar, una vez más, el papel que desempeñan los economistas
en la sociedad. Con frecuencia, se les suele atribuir una incapacidad para presagiar las diferentes
crisis económicas, como si el diagnóstico de la enfermedad que sufre o es susceptible de padecer una
economía fuese tan evidente o incluso premonitorio. No es misión de los economistas predecir el
futuro, aunque haya en la profesión quienes se dediquen, precisamente, al campo de las predicciones
económicas como intento de anticipar un futuro incierto (o, como se presenta ahora, un futuro
VICA o VUCA, por sus siglas en inglés, volátil, incierto, complejo y ambiguo), que no debe
confundirse con una valoración exacta a modo de adivinación o profecía sobre lo que finalmente
ocurrirá. Determinadas circunstancias pueden desencadenar en una crisis con mayor o menor
probabilidad de ocurrencia. Si la economía fuese una ciencia experimental, en lugar de una ciencia
social donde el comportamiento de los agentes económicos influye en los resultados finales, quizá
el proceso de exploración de la situación actual y proyección futura podría verse más despejado.
Pero no lo es. No obstante, una parte importante de la misión de los economistas es la reflexión
crítica sobre lo que ocurre en la economía, esa detección temprana de síntomas problemáticos y de
su posible evolución, y mejor aún, esas recomendaciones sustentadas en evidencias empíricas de la
posible terapia a seguir, sin la presión de ciertos dogmatismos al uso. Y utilizamos esta terminología
médica porque, como bien sabemos y padecemos, la crisis económica actual es la consecuencia de
una grave y profunda crisis sanitaria que, como cisne negro del año 2020, ha supuesto un duro