El indulto tiene orígenes muy antiguos, resultando muy anacrónicos los principios y el otorgamiento respecto los tiempos actuales. En España tiene una regulación muy pretérita, de 1870. Que aún hoy, en un sistema democrático y constitucional, tenga vigencia una norma de hace casi 150 años aprobada con carácter “provisional”, revela que nuestros dirigentes están cómodos con una legislación lejana de esta figura que proviene de tiempos absolutistas cuando el marco político y social es muy diferente. En este libro se postula una nueva y completa regulación de esta figura, con carácter de ley orgánica, subrayando el carácter extraordinario de la medida (una excepción a la función jurisdiccional de ejecutar lo juzgado), reflexionando sobre si puede haber tipos delictivos excluibles o sobre el órgano competente para proponerlo. El control previo esfundamental y la exigencia de recuperar la motivación (desafortunadamente desaparecida en 1988) y no con fórmulas. Por otra parte, más que hablar de “derecho” o de “gracia” se configura como un acto, alejado al político, sujeto a control pleno por el Tribunal Supremo con valoración no sólo de elementos puramente formales sino también los de oportunidad. El papel de la víctima o herederos y el del Tribunal sentenciador deben tener más valor, así como los principios de objetividad, proporcionalidad e igualdad, al igual que el principio de más transparencia e información. En los últimos años, se han producido excesos en una prodigalidad del Gobierno que en algunos casos han generado arbitrariedad y escándalos. La opinión pública ha sido contundente criticando “favores” y evidencia una nueva regulación completa de esta figura y conforme a los principios democráticos, como se postula en este libro, con abundantes elementos de reflexión y aportaciones muy concretas.