Es en contra del oscurantismo que se construyó la modernidad, inventando el realismo, el racionalismo y el humanismo. Esta trilogía fascinante y heroica, heredada del Renacimiento, se fue, sin embargo, construyendo cada vez más en brecha por parte de la contracultura y la ciencia nueva, que nos llevaron a la crisis profunda del posmodernismo. La edad digital que se impone hoy agrava aún más esta crisis, pero proponiéndonos una nueva visión fundadora para el mundo del siglo XXI:

· El realismo se desmaterializa y el planeta se presenta cada vez más ante nosotros como una vasta
red de hipervínculos interactivos y algoritmos que marcan el pasaje del realismo a lo digital.

· El racionalismo clásico alcanzó los límites de su disfuncionalidad frente a las complejidades y al
principio de incertidumbre de la ciencia actual, cada vez más sometida a las computadoras. Y el
posracionalismo que se impone de ahora en más abandona el pensamiento lineal por el
pensamiento en arabesco y la lógica de los vínculos.

· El humanismo, peligrosamente desacreditado, está amenazado además por la utopía de la
tecnociencia y del "poshumanismo". Pero es más bien un hiperhumanismo el que se impone,
valorizando una ética planetaria, la diversidad de culturas y las interdependencias. El planeta
hiper es también el de la altermundialización.