Las preguntas que animan el presente libro se ven atravesadas por el espíritu del tiempo de incertidumbre en el que nos encontramos, pero de manera especial por la incertidumbre misma, ajena a cualquier tiempo, encarnada en el vínculo que ha establecido desde siempre la filosofía con la literatura. ¿Cuáles siguen siendo hoy día estas relaciones de la literatura con la filosofía? ¿de qué manera se gana o se pierde fuerza semántica con la desaparición de fronteras disciplinares precisas? ¿Es este nuevo marco de productiva ambivalencia una de las causas o una de las consecuencias de la crisis de la cultura? ¿Es este desdibujamiento el que descarga la palabra o, más bien, se puede convertir en un ejercicio apropiado de resistencia? ¿Qué tipo de experiencia es ahora la experiencia de la lectura en el tiempo frenético, y casi obligatorio, de la recepción? ¿En qué medida, nutrida especialmente por la imaginación y la memoria, se convierte la literatura en paradigma de la evasión terapéutica ante la crueldad de lo real? ¿Es la literatura un modo de ser del ser humano, el más propio quizás? ¿Para quién la prioridad, para la representación o para la expresión? ¿Es la ontología, o más bien la textualidad, la que nos puede ayudar a encontrar vínculos o diferencias? ¿Se ha dado ya un punto sin retorno en la indistinción de filosofía y ficción? El nutrido y significativo elenco de poetas, filósofos y escritores que integran este compendio reflexiona sobre estas cuestiones y algunas más ofreciendo una incuestionable aportación crítica contra los distintos procesos culturales de secuestro de la palabra.