Este libro cuestiona aquello que el neoliberalismo elevó a la categoría de principio universal del desarrollo: un ideal de progreso descontextualizado y la ilusión de una civilización desterritorializada. Al mismo tiempo, propone una idea central: el desarrollo es una categoría política, controversial, que contiene y enlaza las complejas dimensiones de lo real en diversos planos (estructural, institucional, cultural, ambiental, laboral, simbólico...); y lo hace de modo político, es decir, abierto a la trama de relaciones de fuerzas políticas, a los condicionantes contextuales y a los proyectos territoriales en tensión. Estos proyectos pueden permanecer en estado latente, como expedientes sociales inconclusos, pero en determinadas coyunturas aparecen en escena y provocan situaciones que desafían tanto los entendimientos sociales como las capacidades de acción de los pueblos, los grupos sociales y las personas. Por ello, pensar el desarrollo en clave de política situada en contextos socio-espaciales determinados implica hacer foco en la relación entre desarrollo y territorio para recuperar saberes y prácticas que amplíen las opciones de transformación social en la América Latina del siglo XXI.