El interés del libro empieza ya en la portada, porque sobre la imagen de la estatua orante del rey Juan I de Castilla y León, aparece el título en el que se nombra a un exótico rey, León V de Armenia. Esta es la primera pregunta que se hace el lector : ¿ qué relación pudo haber entre estos personajes de reinos tan lejanos? Pero el subtítulo insiste aún más en desconcertarnos, porque de León V se dice que es primero y único Señor de Madrid. ¿ Qué extraños caminos han llevado a que este rey fuera Señor de Madrid? Todo ello tiene respuesta : la obra, cuyos acontecimientos se sitúan en el siglo XIV, se organiza en torno a dos núcleos argumentales: uno, la vida de León V, en el que este rey es el motivo central del relato, y otro, las relaciones entre la villa de Madrid y el rey Juan I, en las que León de Lusiñán ( que este es el nombre del monarca armenio), al ser designado Señor de Madrid por el rey, provoca una tensa situación entre la Corona de Castilla y el Consejo de Madrid, que los madrileños consiguen resolver equilibrando diplomáticamente obediencia y oposición. En la historia de León V, combina el autor con notable maestría la precisión del investigador y la habilidad del narrador para construir un interesante relato de aire novelesco que sin traicionar nunca la historicidad, se desarrolla en los dos extremos, oriental y occidental, del Mediterráneo: de un lado, la Armenia menor, Chipre, Egipto, Jerusalén; y del otro, España y Francia. La primera parte de la vida del personaje tiene un tono de relato épico que reproduce el espíritu caballeresco de las Cruzadas: León V, derrotado por los egipcios, pierde el último reino cristiano de Oriente. La segunda parte tiene aire de crónica cortesana : León V busca ayuda para la recuperación de su reino, pero ya no es el siglo XII, ni los estados cristianos están dispuestos a aventuras, por lo que, obligado a desistir de su empeño inicial, el resto de su trayectoria vital es la historia de un fracaso y de una resignación