La inquietud por descubrir lo desconocido ha sido una constante en la historia de la humanidad. Los europeos se lanzaron a la conquista de los océanos, encontrando nuevas tierras y nuevas culturas que plantearon numerosas incógnitas a resolver.
En el siglo XVII la prioridad era hallar la conexión entre los océanos, descubriéndose Australia y explorándose más a fondo el océano Pacífico. Pero tendría que pasar un siglo para que estos viajes adquirieran plena significación gracias a las grandes expediciones científicas de circunnavegación del siglo XVIII. Este último será un siglo decisivo, no solo porque la recopilación de conocimiento se convirtió en un objetivo en sí mismo, sino también porque el progreso de las matemáticas, la navegación y la medicina minimizaron los peligros de las grandes travesías.
Esta obra pretende ofrecer una síntesis de las sucesivas exploraciones y expediciones científicas que cambiaron la configuración del mundo y ayudaron a perfilar la imagen del otro durante los siglos XVII y XVIII.