Si le regalaran una hora más cada día, ¿a qué la dedicaría? Si ya tiene una respuesta para la pregunta, en este libro encontrará ideas que le pueden ayudar a encontrar el tiempo que le falta. Si todavía no ha contestado, el camino que propone la obra le acompañará, además, en la búsqueda de una contestación meditada. Ese tiempo de regalo es su Hora del Tesoro, la que recoge el tiempo de calidad que quiere reservar para lo que realmente le importa. El tiempo no se puede gestionar. Sigue su curso implacable, segundo a segundo, día a día, al margen de lo que esperemos de él o lo que seamos capaces de consagrarle. Sin embargo, sí tenemos dominio sobre lo que hacemos en su transcurso y sobre cómo lo vivimos, porque podemos gobernar nuestras intenciones y atenciones. La Hora del Tesoro no se recoge en agendas, ni se mide por relojes. De hecho, es posible que ni siquiera dure sesenta minutos, porque no se basa en la dimensión cronológica. Por tanto, no es un tiempo que se pueda perder, ni ganar, ni siquiera aprovechar. La hora del tesoro solamente puede ser vivida y sólo se vive ahora.