Por primera vez en la historia humana, una configuración geopolítica se estructura a escala mundial y se organiza con perspectivas planetarias. Y por primera vez una Corona europea empieza a concebir su capacidad de gobierno político, de creación urbana, de ordenación rural, de impulsión económica y fiscal, así como de normalización ideológica, con miras universales. Con la fundación de los reinos americanos la Corona de España propone un modelo político nuevo: la primera tentativa claramente conceptuada de monarquía ampliada a escalas planetarias. La Corona sugiere respuestas, propone actitudes diferentes (aunque siempre dentro de un proyecto unitario) tanto en el caso de un México central de altas densidades humanas, urbanizado y políticamente estructurado, por ejemplo, como en el caso contrario de un Chile meridional desierto, ocupado por un tejido humano disperso, primitivo, de formas políticas mucho menos elaboradas. La Conquista, o mejor dicho, las "conquistas", conllevan, pues, unas empresas fundacionales distintas según regiones americanas consideradas. En esta paulatina formación, la Corona ha influido considerablemente al organizar y tratar de codificar en la medida de lo posible una efervescencia humana sin precedentes. La política lingüística de la Corona en esta etapa fundacional de los reinos americanos es una de las mejores ilustraciones de su preocupación por una cabal comprensión de América.