En las últimas décadas la adopción del hijo del cónyuge o de la pareja se ha convertido en protagonista inesperado de las nuevas realidades familiares. Este supuesto de adopción, cuya finalidad era originariamente la de permitir la integración en la vida familiar del huérfano de padre o madre así como la de paliar los efectos discriminatorios de la filiación denominada ilegítima, ha encontrado un nuevo ámbito de aplicación como remedio a la ausencia de regulación de las llamadas segundas familias o familias recompuestas y como instrumento para colmar los deseos de formar una familia con hijos por parte de las uniones y matrimonios entre personas del mismo sexo.
En esta nueva función, la adopción del hijo del cónyuge o de la pareja pierde en buena medida su originaria finalidad integradora y supera ampliamente las expectativas a las que originariamente servía. Como a lo largo de la Historia, una vez más, la adopción sirve de instrumento para paliar las incoherencias de nuestro Derecho de familia, trufado de principios contradictorios, sin ser la solución que merecerían los problemas que plantean los nuevos núcleos familiares. Y se pretende que lo sea sin una reforma de su régimen jurídico que lo adecúe a las nuevas finalidades que está llamada a cumplir.
El presente trabajo parte del análisis exégetico de la regulación relativa a la adopción del hijo del cónyuge o de la pareja y se detiene en el análisis de las particularidades que atañen a esta clase de adopción, en aspectos tan esenciales como la determinación de los supuestos de adoptabilidad, la tramitación del expediente de adopción, sus efectos y sus causas de extinción.