Todos recordamos ejemplos de grandes construcciones góticas realizadas en piedra, como las catedrales de Burgos o Chartres. No hay nada equiparable en Gipuzkoa, porque la mayor parte del gótico guipuzcoano se construyó en madera. Lo mismo ocurría en Burgos o Chartres, al tiempo que se construían aquellas moles canteriles, pero en promociones más modestas.

La construcción en madera ha precedido siempre a la de piedra, pero presenta el inconveniente de su mayor fragilidad. El material lígneo, inflamable, putrescible y, sobre todo, menos apreciado, ha visto desaparecer, por una u otra causa, buena parte de sus realizaciones. En ese sentido, Gipuzkoa tiene la suerte de conservar, por una afortunadísima conjunción de circunstancias fortuitas, un ejemplar prácticamente intacto de templo parroquial tardogótico esencialmente de madera en el primitivo emplazamiento de Zumárraga, aldea perteneciente a lo que fue la antigua alcaldía mayor de Areria.

Una atenta consideración de lo conservado en los templos parroquiales que aún sirven en las poblaciones de aquella alcaldía mayor ha puesto de manifiesto la generalización del modelo preservado en Zumárraga y cómo aquellas formulaciones han logrado pervivir por encima de los cambios de modas y técnicas constructivas. Sobran motivos para intuir que aquel modelo tuvo amplísima difusión, no sólo en la provincia, sino también en amplias áreas contemporáneas del Reino de Castilla.

Más aun: todos los templos estudiados han demostrado ser construcciones cultas que obedecen a fórmulas compositivas comunes, estrictamente determinadas por estrictas reglas geométricas, que ponen de manifiesto su parentesco cultural, estético y hasta emocional.