El concepto de calidad ha existido desde siempre. No se trata de ninguna novedad que dé lugar a una moda pasajera sino de un concepto que ha estado muy arraigado en las relaciones socioeconómicas. En las dos últimas décadas se ha producido un cambio muy importante en la concepción que la alta dirección tiene de la calidad. La calidad se ha convertido en la estrategia fundamental para alcanzar la competitividad y es el centro sobre el que se establecen los planes de la organización. El desarrollo tecnológico y la mejora de los sistemas de comunicación, así como la globalización de los mercados han permitido a una gran parte de las organizaciones mejorar de manera rápida y radical sus procesos tanto de gestión como administrativos, comerciales y de producción o prestación de servicios. Una de las ideas clave en la actualidad en relación con la calidad es que se orienta a desarrollar el capital intelectual de la organización. Lo verdaderamente importante ahora es gestionar el conocimiento. La calidad está siendo adoptada como estrategia clave por parte de todo tipo de organizaciones, independientemente del sector de actividad o de su tamaño, de su carácter mercantil o no lucrativo.