Demasiado marcado está el Archiduque Fernando Maximiliano de Habsburgo por prejuicios definidos acerca de su persona como para que la imagen y análisis de su figura como persona, sus pasos por la vida y cumplimiento del deber, las dilucidaciones, dudas e inseguridades, seducciones y engaños en su camino al trono y posteriormente su muerte puedan ser verdaderamente comprendidos. De hecho, estamos ante uno de los personajes más calumniados de todo el siglo XIX. Casi cada autor, sea historiador o no, ha venido definiendo la persona de Maximiliano según su propio juicio y enfoque subjetivos, si acaso no copiando directamente las definiciones hechas y errores cometidos por otros. Además, todos los libros aparecidos hasta la fecha ponen su peso en la empresa mexicana del archiduque, lo que supone un reduccionismo histórico inaceptable. En esta obra se da a conocer un archiduque cosmopolita, un viajante con interés en geografía, botánica, arqueología y antropología, a un gobernador de Lombardía-Venecia, a un almirante que revolucionó la flota austriaca, todo mucho antes de ir a México.

Pero no se hace un rasgo biográfico ni se limita a exponer cronológicamente determinados hechos, sino que se da a conocer al protagonista como persona humana para comprenderle mejor, profundizando en él, enmarcándolo siempre en el pensamiento y los acontecimientos de su época. Porque sin comprender a un personaje no se le puede estudiar en su interrelación histórica ni en cualquier otro aspecto. Así, lo que este ensayo pretende es presentar los rasgos particulares del carácter del protagonista, su personalidad, los frutos de su educación y experiencias, con la correspondiente visión del mundo, y su proceder a lo largo de su vida, situando todo dentro de su siglo, para así alcanzar una mejor comprensión de sus razones íntimas para aceptar de buena fe el trono imperial de México, cómo entendió tal menester y cómo pudo alcanzar una identificación plena con su nueva patria.