La pregunta acerca de la utilidad de cualquier disciplina científica es inevitable. Parece que su posible aplicación a los problemas cotidianos fuera como un barómetro para medir su importancia. En el caso de la ciencia económica, la aportación de los investigadores premiados con el Nobel pone de manifiesto que la configuración actual de la sociedad le debe mucho a estos científicos. Más allá de lo que podemos pensar en un principio sus hallazgos han condicionado nuestro modo de vida. La ciencia no vive de espaldas a la realidad. El repaso que el autor hace en esta obra a los 58 premiados desde 1969 hasta el 2006, son una buena demostración de la verdad de esta afirmación. Manteniendo el hilo narrativo y casi sin darnos cuenta, los economistas van apareciendo a lo largo de las páginas para enseñarnos la evolución de la economía en este último medio siglo, así como la importancia que ha cobrado el dinero y el mundo financiero en el desarrollo de las naciones; qué factores cuentan más para el crecimiento económico; cómo se ha modificado el concepto de bienestar personal y el modo en que la economía contribuye a su logro; hasta dónde ha llegado la globalización y cómo aprovecharse de sus ventajas, y otras muchas cuestiones que no dejarán lugar a la duda acerca de la utilidad de la ciencia económica.