La biografía de estos tres personajes, fundamentales para entender la primeras décadas del siglo XVI, viene marcada por la cuestión religiosa de la Reforma. En el caso de Erasmo, cabeza visible de la intelectualidad europea, porque se vio asaltado por la rivalidad de las dos facciones (católicos radicales y reformados) que pretendían atraerlo hacia sus respectivas posiciones. El autor del Elogio de la locura y Los Coloquios se vio obligado finalmente a polemizar con Lutero en el tratado De Libero Arbitrio donde defendía el valor de la obras para la salvación, contra las tesis del agustino de Wittenberg. La vida de Tomás Moro evoluciona desde el humanista autor de La Utopía, gran amigo y confidente de Erasmo, hasta el católico radical cercano al fanatismo del final de su vida. Ocupó el cargo de Canciller de Inglaterra, que abandonó voluntariamente cuando el rey Enrique VIII planteó su matrimonio con Ana Bolena. El silencio de Tomás Moro y la negativa a prestar juramento de fidelidad a Ana Bolena, tienen gran efecto en la opinión pública del que el monarca es consciente, quien firma la sentencia de muerte de su ex canciller. Melanchthon representa el humanismo y la pedagogía dentro de la Reforma. Desde su encuentro con Lutero en la Academia de Wittenberg, irá paulatinamente implicándose en la nueva doctrina para moderarla desde dentro, como pretendía, y como demostró en la Confesión de Ausburgo, moderación que le valió la reprobación de sus correligionarios más extremos.