Como respuesta a la crisis financiera global, el G-20 ha puesto en marcha una serie de iniciativas de largo alcance que están sentando las bases de un nuevo Orden Económico Internacional (OEI) a partir de tres elementos principales: la configuración del G-20 como el foro para la coordinación económica (en sustitución del G-7); el fortalecimiento de los pilares institucionales del sistema de Bretton Woods -Fondo Monetario Internacional, Banco Mundial y Organización Mundial del Comercio-; y el establecimiento de un nuevo pilar de regulación y supervisión financiera, el Consejo de Estabilidad Financiera.
Se trata de reformas aun en marcha, que se han gestado en poco tiempo, entre 2009 y 2011, bajo la presión de los acontecimientos y ante la necesidad de dar respuestas globales a una crisis global. Este trabajo pone en perspectiva estas reformas, centrándose especialmente en el FMI, y avanza los retos que suponen para el OEI. Se argumenta que en el Fondo se ha producido una transformación en todos sus frentes principales -en su gobernabilidad y cultura institucional, en sus políticas de supervisión y de préstamo, y en sus recursos- representando el inicio de una metamorfosis en el funcionamiento y funciones del Fondo. Se analizan estos cambios y los retos que plantean de cara al futuro.