A finales del siglo XV, el desarrollo de la corriente humanista trajo consigo la búsqueda desenfrenada de la mímesis por parte de los artistas plásticos, que al perseguir el ideal de la idoneidad temática, se toparon con la necesidad de fundamentar la representación de un imaginario que –bien por la elevada cantidad de encargos que implicaba la representación de escenas del Nuevo Testamento, bien por el afán de algunos mecenas por equipararse políticamente a los venerados emperadores de la Antigüedad– cada vez era más demandado, como era el referente a los asuntos militares de la Antigua Roma, los cuales recobraron su ancestral importancia en la Europa del Renacimiento, que volvió a impregnarse del interés manifestado por la cultura clásica hacia la cuestión bélica. Así pues, la presente monografía aspira a esclarecer los condicionantes histórico-artísticos que determinaron el desarrollo de dicho imaginario en el siglo XVI, pero también a revelar el paradero de una serie de esquemas y motivos iconográficos que, con motivo del estudio y la reproducción de diferentes fuentes primarias –tanto literarias como visuales– por parte de los artífices renacentistas, propiciaron una trasposición de modelos que derivó en una renovación iconográfica auspiciada por el decoro arqueológico o clasicista.