Quien haya manejado alguna de las anteriores ediciones de este libro habrá advertido una importante diferencia con la presente: mientras que las cinco primeras ediciones contenían resúmenes de las Resoluciones, ahora, a partir de las dictadas en el año 2005, el texto de la Resolución aparece completo. La explicación está en que este libro, originariamente, estuvo destinado al uso exclusivo de su autor, a quien le interesaba saber, de forma clara y concisa -como las antiguas notas simples-, el criterio de la Dirección General para aplicarlo en los casos en que tuviera necesidad de hacerlo. Un ejemplo podría ser la Resolución de 21 de septiembre de 1966, que se resumió en una sola línea, para decir que procede la cancelación de derechos personales, de acuerdo con el artículo 98 de la Ley Hipotecaria. La experiencia personal demostró que no siempre se cumple aquello de que lo bueno, si breve, dos veces bueno; de modo que, poco a poco, aquellos resúmenes fueron haciéndose más amplios. Pero con independencia de su extensión, el resumen tiene otros inconvenientes: se corre el riesgo de interpretar mal las palabras del Centro Directivo o, incluso haciéndolo bien, de forma poco clara o confusa, sobre todo si la propia Resolución, como ocurre algunas veces, tampoco es todo lo clara que debiera. A lo anterior, finalmente, habría que añadir otra explicación. En los últimos años, además de haber aumentado el número de Resoluciones relativas al Registro de la Propiedad, junto a Resoluciones brevísimas, abundan más las que tienen una extensión desmesurada. Reducirlas, además de complicado, no parece tener mucho sentido, pues si la Dirección ha creído oportuno dedicar varias páginas para explicar cómo debe resolverse la cuestión planteada, sus razones tendrá. Cada lector juzgará después si las tuvo o si pudo ser más concisa.