Aparentemente el título del libro, Derecho Transnacional del Trabajo, anuncia escasas diferencias con la temática habitual en este tipo de publicaciones, de las que tenemos muchos y buenos ejemplos en las bibliotecas de todo el mundo. Si echamos una ojeada al índice, veremos también que se encuentran en él los debates más habituales del Derecho Internacional y Europeo del Trabajo. Con tantos buenos libros sobre la materia, no parece necesario repetir los contenidos y entrar en lo que parece una denominación cifrada para distraer al lector de la porfía entre las expresiones clásicas, tan solo aliviada por las novedades en la evolución de las conocidas instituciones.

Sin embargo la denominación esconde algo más que un nombre sonoro para analizar lo mismo que comenzara a tratar hace muchas décadas Gérard Lyon-Caen con el título de Droit Social International et Européen. Ante todo utilizamos un enfoque novedoso que se encuentra detrás del nombre, pues transnacional implica una mirada horizontal a las instituciones mundiales, algo muy distinto a inter-nacional como sinónimo de interestatal, o al menos eso es lo que numerosos estudiosos de la semántica han decidido para deslindar ambas denominaciones. Y en ello no solo tiene que ver el cansancio de los expertos al ver los excesos con que se comportan los gobiernos en sus relaciones con otros gobiernos, sino el nuevo protagonismo de las empresas multinacionales, tan poderosas o más ?a veces? que los propios gobiernos, y las nuevas formulas de regulación privada de las relaciones económicas y de producción. En ese núcleo encuentra su asidero el Derecho Transnacional del Trabajo, porque en el breve lapso de veinte años hemos visto ocupar el espacio jurídico a las multinacionales y a sus fórmulas de interacción con otros sujetos, de entre los que también ha experimentado un enorme auge el sindicalismo internacional.