China ha sido un foco de atracción para los europeos ya desde tiempos del antiguo Imperio Romano. A la corte de Roma llegaban las misteriosas sedas de Oriente. Eran un artículo de lujo y su uso -según nos cuenta Tácito en sus Annales (II, 33,1) en el año 16 a.C.-, estaba prohibido a los hombres romanos. Hasta el siglo II, en Roma se pensaba que la seda procedía de "la lana de un árbol" procedente del país de los Seres. Esto nos muestra cómo, durante muchos siglos, China fue un mundo totalmente desconocido.

Los primeros misioneros agustinos viajaron a China en 1575. La relación que el P. Martín de Rada hizo de este viaje será el primer documento en español realizado por un testigo ocular directo que ofrecía información sobre la vida, usos y costumbres de este país. Tras ellos, a lo largo de cuatro siglos, otros muchos agustinos buscarán, por un lado, difundir la verdad del Evangelio entre esas gentes y, por otro, hacer de puente para dar a conocer en España el arte y la cultura china.

Fruto de esa presencia en China -asi como en Filipinas y Japón-, será el Museo Oriental del Real Colegio de PP. Agustinos de Valladolid, fundado en 1874 y que constituye la colección más importante de arte del Extremo Oriente existente actualmente en España.
A las obras traídas por los más de 2000 misioneros que salieron de este convento de Valladolid, se han añadido diversas donaciones. Una de las más importantes ha sido realizada el Dr. S.C. Cheng y su esposa la Dra. Luana Cheng Tee. Ellos, en 1997, donaron 174 obras, a las que se añadieron en el año 2000 y en las sucesivas visitas, otras 125, formando un total de 299.

En esta exposición, se quiere resaltar en carácter "inefable" del arte chino. El Diccionario de la Real Academia Española de la Lengua define este término como aquello "que no se puede expresar con palabras". Refiriéndolo al arte chino se quiere resaltar su carácter diverso y lejano, así como desconocido, lo que le hace una realidad etérea, casi mágica, misteriosa y, en cierto modo, con una dimensión trascendente, que se orienta hacia lo divino.